JUAN CARLOS, EL REY DE UN PUEBLO

Estos días tan intensos en noticias referidas a la Jefatura del Estado, en los que los medios de comunicación publican o emiten sin cesar cientos de informaciones sobre la Casa Real y sus representantes, no puedo resistir la tentación de recordar algunas de las lecturas que me ayudaron a tener una determinada visión sobre la Corona y, especialmente, sobre el rey Juan Carlos. La primera lectura a la que me voy a referir es la biografía que el historiador británico Paul Preston, publicó en 2003 sobre el rey. La tituló “Juan Carlos, el rey de un pueblo”, expresión que, a mi entender, transmite con muy pocas palabras el rasgo que mejor define al monarca. El libro tiene 654 páginas y está ilustrado con una interesante selección de imágenes referidas a su persona, desde la infancia hasta la madurez. Describe su vida familiar en Estoril, el traslado a España, los duros años vividos a la sombra de Franco, la proclamación como Rey y la intensidad de su vida como jefe del estado español, en la que destaca su esfuerzo conciliador y especialmente, el importante papel como relaciones públicas de lo que hoy conocemos como “Marca España”.
El libro está plagado de historias y anécdotas interesantes, que refuerzan esa impresión que tenemos de don Juan Carlos, como una persona simpática y entrañable, con gran capacidad comunicativa y una memoria (dicen que “sello de los Borbones”), que le permite recordar las mil y un caras que ha conocido a lo largo de su vida. Pero también llama la atención sobre la tendencia a una excesiva campechanía, que le hizo en alguna ocasión mostrar parcelas de su intimidad, que no gustaron nada a altos cargos de la Casa (el historiador se refiere, en este caso, a una entrevista realizada por la periodista británica Selina Scott, quien obtuvo las imágenes más desenfadadas del Rey).
Especialmente, me impresionó el relato de su infancia y, sobre todo, la dura descripción que Paul Preston hace de su llegada a España, cuando siendo un niño de 10 años, es “negociada” su educación en nuestro país para crecer a la sombra de Franco. Don Juan conseguía una representación en el reino del que estaba exiliado, y el dictador se acercaba a los monárquicos. Juanito, que era como entonces le llamaban, fue recibido en la estación de tren por un grupo de señores mayores, muy serios y austeros, que le acompañaron a conocer al general. Muchos años después, en una entrevista concedida a José Luis de Villalonga, el rey recordaba la presencia de ratones merodeando por los salones del Pardo...
Se trata de un libro muy interesante y recomendable al 100%, en estos días en los que tanto se publica sobre Juan Carlos, su papel como rey y la huella que va a dejar en la Historia. “Todo está en los libros” y gracias a la lectura, podremos opinar con mejor criterio.

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